Las montañas de Kunlun

Simbología y alquimia interna

Aarón Andreo.
Historiador del arte, Profesor de taichi y chikung Escuela Tantien

Antiguamente los sabios chinos no consideraban la naturaleza como un objeto de conocimiento, sino como parte del mundo espiritual y por ello la veneraban, principalmente el cielo y la tierra. Según la mitología china, la naturaleza nació del cuerpo de Pan Gu, el primer ser vivo y creador del universo. A su muerte su cuerpo se convirtió en todo lo que nos rodea, su sangre fueron los ríos, su aliento el viento, sus ojos fueron el sol y la luna… y así sucesivamente.

La montaña es el lugar del encuentro del cielo y la tierra, posee la capacidad de recordar la insignificancia del ser humano en la naturaleza, por todo ello fue elegida por los dioses como su morada. La montaña es el lugar desde donde los Inmortales chinos se elevan al cielo, donde los emperadores chinos realizaban sus sacrificios, lugar de encuentro con la divinidad… La montaña es el centro, lugar espiritual, también representa las nociones de estabilidad, inmutabilidad e incluso de pureza. Los taoístas hablan de las dificultades y los peligros que se pueden encontrar aquellos que ascienden a la cumbre sin estar iniciados en métodos espirituales. En todas las culturas existe una montaña como morada de las divinidades. En China la montaña axial más conocida es el K´uen-luen o Kunlun (崑崙 山).

La cordillera montañosa Kunlun es conocida como Montaña del Mar del Oeste. Está situada en la región del Asia Central, desde la gran meseta de Pamir (en el extremo oeste del país) hasta la parte noroccidental de la provincia de Sichuan por el este. Recorre 2.500 kilómetros y se eleva a una altura de 5.000 a 7.000 metros sobre el nivel del mar. La cumbre más alta es Kongur, que se alza a 7.719 kilómetros sobre el nivel del mar. Conocida en la mitología china por ser “la montaña del centro del mundo” sobre la cual giran el Sol y la Luna, era considerada como el paraíso taoísta, donde nacieron los primeros humanos sobre la Tierra, residencia de los dioses y morada de los Inmortales, ocho personajes célebres del taoísmo que adquirieron sabiduría a lo largo de sus vidas y unos poderes extraordinarios, además de alcanzar la inmortalidad. Sin ser dioses, se les considera personajes históricos y humanos.

Entre todos los dioses, estas montañas son el hogar de Xiwangmu, la Reina Madre del Oeste, quien habitaba en un palacio de jade atendido por numerosas sirvientas en cuyo centro crecía el Melocotonero de la Inmortalidad, fuente de la vida y la juventud, destinado únicamente a los iniciados en los misterios del Tao. En la famosa novela clásica “Viaje al Oeste”, el rey mono Sun Wukong consigue algunos de estos melocotones de la inmortalidad. En los cuentos del rey Mu, escritos en la época de los Reinos Combatientes (475-221 a.C.), se cuenta que el Mu (1001-947 a. C.), de la dinastía Zhou, fue el primero en visitar estas montañas, descubriendo allí el Palacio de Jade de Huangdi, el mítico Emperador Amarillo.

El mito de Pan Gu, que hemos comentado antes, se sitúa como una fuente de inspiración para la elaboración del sistema de correspondencia que existe entre el universo (macrocosmos) y el cuerpo (microcosmos), que sirvió posteriormente para la interpretación del cuerpo taoísta como el cuerpo médico. En la alquimia interna, las montañas Kunlun son una región secreta del interior del cuerpo humano, coincidiendo con los tres Tantien (Dantian), tres centros energéticos: Xia Dantian (nivel Tierra / energía Jing), Zhong Dantian (nivel Humano / Qi) y Shang Dantian (nivel Cielo / Shen), pero sobre todo con nuestra mente, nuestro cerebro, como una cámara parecida a una gruta o caverna, lugar donde los monjes taoístas iban a meditar para alcanzar una comunicación con lo divino.

Esto queda patente en el grabado del Nei Jing Tu (“El paisaje interior”), una ilustración taoísta creada durante la dinastía Tang (618-907 d.C.) donde se representa de manera simbólica el cuerpo humano y las energías que habitan en él. En este grabado las montañas y las cavernas se encuentran en la cabeza de la propia figura, junto a frases que le coronan como “Iluminación”, “Reino de los Sabios” y “Longevidad”.

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Para alcanzar nuestro Kunlun interno es indispensable el trabajo de la meditación y de la respiración embrionaria que trabajan como una alquimia interna, permitiéndonos acceder a estas regiones secretas de nuestro interior. La fuente del rejuvenecimiento y la longevidad, es decir, la tan buscada inmortalidad, depende de esta experiencia y nuestra búsqueda interior, a través de un regressus ad uterum, es decir, una regresión a nuestro estado embrionario mediante el trabajo de la meditación y la respiración. Algo que el antiguo alquimista buscaba desesperadamente en su horno.

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