Espejo de uno mismo

Los personajes del Tarot son arquetipos y grandes maestros espirituales, afirma Georges Colleuil. Este francés, creador del método El Referencial de Nacimiento, destaca el carácter interpretativo de esta herramienta de autoconocimiento y comparte su mirada de un universo simbólico

Quién es

Georges Colleuil nació en Niza. Diplomado en psicología, filosofía y ciencias humanas, es también licenciado en ciencias del lenguaje por la Universidad de Nice Sophia Antipolis.​
Investigador y escritor, lleva a cabo investigaciones sobre las propiedades activas y terapéuticas de los símbolos. Ha explorarado este territorio pasando por dominios tan variados como la filosofía, la mitología, la lingüística, el psicoanálisis, la poesía, el mundo onírico, etcétera. Ha desarrollado herramientas originales como El ​Referencial de Nacimiento, la Onomasofía o el Mitograma. Contacto: www.georgescolleuil.es

Aurelio Álvarez Cortez

-Georges, presentas tu trabajo desde una perspectiva humanista y no adivinatoria. Creo que es importante que expliques esta diferencia.

-Realmente en mis conferencias dedico más tiempo a decir lo que no es el Tarot que a explicar lo que realmente es… El humanismo nació en el Renacimiento y, siguiendo sus postulados, colocó al hombre en el centro del universo. Yo propongo situar el universo en el centro del hombre; de este modo, pongo al otro, a mi semejante, en mi propio centro. La segunda idea es que el Tarot es, probablemente, el código más completo y elaborado que el ser humano ha concebido en lo que concierne al universo simbólico. El símbolo, por definición etimológica, es aquello que permite volver a unir dos partes que han sido divididas. Y hoy día me parece que las dos grandes divisiones que existen son la del ser humano consigo mismo y la de ser humano con sus semejantes. Así pues, visto de esta manera, el Tarot se convierte en un universo simbólico que nos hace reflexionar a propósito de lo que es el símbolo mismo. Al trabajar sobre los símbolos del Tarot estamos favoreciendo un mejor conocimiento de nosotros mismos y una mejor comunicación con los demás.

-Has invertido el eje del axioma renacentista del universo con respecto al hombre; es interesante… Tú, con el Tarot, no interpretas sino que preguntas.

-Sí. El Tarot es un espejo de uno mismo. Cuando intentamos comprender una carta, ésta nos lleva a nosotros mismos. Para mí, los personajes que están en el Tarot son arquetipos y grandes maestros espirituales. El Ermitaño, El Emperador, La Estrella, etcétera, son unos verdaderos maestros que no nos dan respuestas, sino que nos hacen preguntas. Cuando interrogamos al Tarot, es éste quien nos interroga a nosotros… funciona como un espejo. A su vez, cuando preguntamos, necesitamos, en cierta manera, ser precisos, porque si hay una mala pregunta, siempre habrá una mala respuesta.

-El poder de esta herramienta de autoconocimiento no se sitúa tanto en quien tira las cartas sino en quien pregunta, en la medida en que está comprometido con su proceso interior y quiere saber más de sí.

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-Por supuesto. Esto es muy importante, porque, en cierta manera, la primera finalidad del Tarot, que era la filosófica, no siempre se ha respetado a lo largo del tiempo. Esto dio mucho poder a personas que hacían esoterismo en el siglo XIX, y todavía continúa siendo utilizado como un instrumento de manipulación. Durante todo el día se pueden ver, en distintos países, programas de televisión donde se hacen tiradas de Tarot.

-¿Y tú qué dices al respecto?

-Sabemos que la finalidad de una cadena de televisión es comercial, y no sólo respecto al Tarot. También las informaciones que se emiten tienen ese propósito. Yo respeto a las personas que poseen una cualidad de videncia real, a condición de que ellas respeten a las personas que les consultan.

-Afirmas que mediante las cartas tú vas por la línea de construir el futuro. ¿Cómo puedo construir mi futuro a partir de una lectura del Tarot?

-En algunos procesos el Tarot me permite identificar las problemáticas actuales e intervenir en mi propia vida para ir hacia una transformación. Es como plantar nuevas causas para obtener nuevos efectos, porque esto es el karma también: la posibilidad de colocar en el presente condiciones para un nuevo futuro. Y como el Tarot es el espejo de mis problemáticas actuales, éste me muestra cómo estoy viviendo consecuencias del pasado; así puedo intervenir en mi proceso. Esa es la gran fuerza del ser humano, la de tener la libertad de actuar sobre su destino si es consciente del sistema en el cual se halla inmerso. En este punto es interesante ver el simbolismo de La Rueda de la Fortuna. Hay, por supuesto, una rueda, tiene una manivela: está en nuestras manos cogerla y hacerla girar.

-¿Explica esto el carácter terapéutico del símbolo?

-Sí, porque el símbolo siempre me viene a enseñar mi carencia, la parte que me falta. Y me ayuda a trabajar sobre mi unidad y mi identidad. Me hace reflexionar sobre la pregunta “¿quién soy yo realmente?”. La palabra símbolo proviene del griego, y está compuesta por el prefijo sin y el verbo bol, que significa reunir lo que ha sido dividido. De manera que cada trabajo que se hace con el universo simbólico permite volver a uno mismo y da la capacidad de actuar sobre la propia vida. De todos los universos simbólicos, probablemente el Tarot es el más elaborado.

-Es como ir de la fragmentación a la unidad a través de un proceso alquímico, convirtiendo el plomo en oro.

-Podríamos decir que en sus inicios el Tarot era tratado como un libro secreto, alquímico, que explica todas las etapas que ha de transitar el ser humano para poder descubrir el oro en su interior. Esta es la auténtica alquimia. La finalidad de los alquimistas no era hacer oro, en el sentido de hacer pesetas o euros…

-No me digas eso, Georges, estaba tan convencido de que algún día lo lograríamos… (risas).

-… Pero si tú has hecho oro en tu interior, la abundancia llegará a ti, seguro. ¡Coraje! ¡Confianza! (risas)

-Entonces, dime qué es El Referencial de Nacimiento.

-El Referencial de Nacimiento se calcula a partir de la fecha de nacimiento, pero es muy distinto de la Astrología y la Numerología. Haciendo diferentes cálculos se obtienen catorce cartas del Tarot que equivalen a las catorce partes de nuestro ser dividido y que llamamos casas. Cada casa contiene una enseñanza concreta en un determinado dominio. Querría precisar, además, que una carta de Tarot no es un símbolo, sino una maleta de símbolos. En cada una de las casas del Referencial vivimos una experiencia, recibimos una enseñanza, desarrollamos una reflexión. Según la casa, trabajamos sobre nuestros desafíos personales, identificamos nuestros recursos, reflexionamos sobre nuestra misión, descubrimos cómo estamos condicionados por proyectos ancestrales, etcétera. Haciendo todo este trabajo avanzamos hacia una especie de florecimiento; volvemos al inicio y creamos así nuestro porvenir tenemos la posibilidad de salir de los caminos que estaban ya trazados y seguimos nuestro propio camino. Podríamos imaginar que las catorce partes de uno mismo son los catorce años de estudio de una universidad de evolución personal, donde aprendemos a tener autonomía y a crecer. En otros casos lo que se busca es obtener una sanación, hacer tomas de conciencia…

-En este marco podemos hablar de libre albedrío: traemos un plan de ruta, pero eso no significa que tenga que ser indefectiblemente realizado del modo en que está trazado en un principio…

-Habitualmente doy este ejemplo: si planto una palmera, tendrá más posibilidades de desarrollarse en un terreno muy soleado. Pero si llevo una palmera a un país frío, puede ocurrir algo extraordinario, porque la palmera puede desarrollar anticuerpos y un sistema inmunitario extremadamente potente. Podría haber incluso una mutación, una evolución. Quizás sea más difícil conseguir que sobreviva porque esto no estaba en su plan de ruta, pero, a pesar de ello, hay muchas esperanzas también. Creo que lo mismo sucede con las llamadas artes esotéricas. Por supuesto, hay un terreno, una historia que nos forma y nos programa, cosas que nos condicionan, pero existe el libre albedrío. No porque haya causalidad no existe el libre albedrío. La causalidad tiene sus leyes, como la ley del karma, pero, como decía antes, si me coloco en ese nivel y genero nuevas causas, puedo crear nuevas consecuencias para mi existencia.

-¿En estos últimos tiempos encuentras algún denominador común en todas las historias de vida que se reflejan en tus consultas del Referencial de Nacimiento?

-Ciertamente. Las mentalidades evolucionan y cada vez hay más personas que realmente quieren ocuparse de sí mismas y coger las riendas de su propia existencia. También sigue habiendo otras muchas que esperan que se ocupen de ellas, y eso también es comprensible. El Referencial de Nacimiento es realmente una invitación a trabajar con tus propios símbolos. No hay una persona que sabe y otra que escucha; ambas trabajan conjuntamente, cincuenta – cincuenta: el que tiene el conocimiento del mundo simbólico escucha el sentir de quien consulta y puede proponer pistas para reflexionar, pero no impone nada. La frase más peligrosa que se puede decir es “tienes que…” o “deberías…”.

-¿Puede suceder que la persona que ha consultado tenga después experiencias oníricas, sueños, a través de los cuales le llegue más información?

-Tan pronto haya una labor terapéutica, habrá información que llegará a través de los sueños. Y, para mí, lo formidablemente interesante es que los sueños, como el Tarot, son maestros que prueban a instalar un diálogo con nosotros. Yo no interpreto los sueños. Como hago con el Tarot, les pregunto; es un proceso muy dinámico. Además, el Referencial puede dar pistas para comprender mejor un sueño. Se calcula el tema a partir de la fecha de la noche en que se tuvo el sueño. Las preguntas que las catorce casas nos hacen son específicas para este tipo de trabajo, son diferentes a las que se realizan en el Referencial de Nacimiento normal. Por ejemplo, si trabajamos desde el punto de vista de Jung, podríamos preguntar: ¿qué es lo que este sueño viene a compensar?; si lo hacemos desde el punto de vista freudiano, la pregunta podría ser: ¿Cuál es el deseo escondido tras este sueño?… El Referencial no es una herramienta dogmática, la pueden utilizar todas las escuelas de pensamiento.

-¿Qué te llevó a crear tu propia baraja, el Tarot de Marrakech?

-Primero fue un amor a primera vista con Marrakech. El encuentro con un pintor me hizo descubrir esta ciudad. Por otra parte, se cuenta en la historia del Tarot que, en el siglo XI, en la ciudad de Fez (Marruecos), al parecer, se reunieron siete sabios para poner a buen recaudo todos los saberes de la humanidad. Así pues, me inspiré en esa historia, investigué mucho y usé la inspiración romántica y novelesca para reconstruir finalmente este famoso Tarot. Trabajé también sobre símbolos muy antiguos que encontramos en tierras árabes y bereberes y que son muy cercanos a los arquetipos. Luego expliqué esta historia a este amigo pintor, que se inspiró en ello, y entre los dos creamos el Tarot de Marrakech. Está muy centrado en los arquetipos, y ha resultado ser una herramienta formidable para trabajar los sueños. En este Tarot hay símbolos chinos, indios, cristianos, judíos, persas…, y su presencia confirma mi creencia de que, cuando trabajamos con los arquetipos, conectamos con un sustrato común de la humanidad. De hecho, los símbolos son culturales, presentan diferencias entre unos y otros, pero los arquetipos son universales y nos hablan de nuestra humanidad. Símbolos y arquetipos son necesarios porque somos, simultáneamente, similares y diferentes. El Tarot permite reflexionar a partir de esto, y así penetramos en la dimensión filosófica y humanista del Tarot. Asimismo, existe también una dimensión psicológica, porque cada carta del Tarot es un lenguaje que nos permite expresarnos como consultantes.

-Quizá en un futuro nos encontremos con una baraja en la consulta de algún psicólogo y no haya indicaciones para tomar fármacos con efectos, al menos, cuestionables.

-Si un psicólogo es abierto –y ésta considero que debería ser su premisa ética fundamental– lo lógico sería que conectara con estas ideas que hemos presentado.

-¿Para aprender el funcionamiento del Referencial de Nacimiento es necesario tener algún conocimiento previo del Tarot o cualquiera puede asistir? Acaso se podría aburrir un poco quien sabe de estos temas…?

-De entrada te digo que nunca te aburres conmigo (risas). Quizás conozcas bien las cartas del Tarot, pero lo que aquí se aporta es además un determinado punto de vista filosófico, mitológico, psicoanalítico, etcétera. Ésta es otra visión. Por otra parte, el Tarot y el Referencial se estudian de manera paralela. Por ejemplo, puedes conocer muy bien el símbolo del Ermitaño, pero lo importante en la interpretación del Referencial es lo que significa esa carta concretamente justo donde está situada (casa uno, casa dos, casa tres…) y cómo este Ermitaño resuena con tu vivencia personal. Por lo tanto, el trabajo sobre El Referencial de Nacimiento es el arte de coordinar conjuntamente lo simbólico del arcano, lo simbólico de la casa y lo simbólico de la vivencia.
Mi trabajo se dirige a toda persona que esté abierta al lenguaje simbólico, aunque no lo haya estudiado, y abierta y dispuesta a trabajar sobre sí misma. Si estas dos exigencias no se tienen en cuenta, la persona tendrá problemas, le costará más. Si es al contrario, lo disfrutará muchísimo, porque es una herramienta original, inédita y muy diferente a otras. También ayuda en otras disciplinas como el coaching, el arteterapia… Actualmente, El Referencial está entrando en el mundo empresarial para resolver problemáticas internas. Esto es muy reciente pero muy prometedor.



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Stanislav Kondratiev
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