La movida chamánica

Extracto de una enseñanza impartida en Perpiñán, Francia

Ana Pérez.
Formadora en Chamanismo Práctico Contemporáneo.
®Shamanic Practitioner, Terapeuta Gestalt y Coach

Qué hace una chica como tú en un sitio como este? ¿Qué clase de aventura has venido a buscar?

Tomo prestadas estas dos cuestiones del principio de la canción del grupo de rock Burning que en 1978 y en plena Movida Madrileña fue todo un exitazo. Y las tomo prestadas porque reflejan perfectamente la dualidad que he sentido en mi interior, sobre todo en los primeros tiempos de estudio e investigación de la metodología y práctica chamánicas. ¿Por qué una chica blanca, occidental, de mente profundamente analítica y racional, puede sentirse tan absolutamente atraída por el chamanismo? ¿De dónde vienen esa curiosidad y esa llamada tan vehementes que son prácticamente imposibles ignorar? ¿Estamos legitimad@s los no criad@s en culturas chamánicas indígenas a conocer, practicar y beneficiarnos de esta sabiduría ancestral?

Parece que ahora estamos en otra movida, la “Movida Chamánica”, sacudida de crecimiento, sanación y recuperación del propio poder. Actualmente estamos siendo testigos del despertar de esta capacidad en el mundo entero. El chamanismo está teniendo un progresivo renacimiento e interés, sobre todo por parte de las culturas no chamánicas. ¿Por qué se está dando este fenómeno? ¿A qué se debe que tantos médicos y psicoterapeutas estemos interesados por los métodos chamánicos? ¿Por qué cada vez más blanquitos estamos tocando el tambor?

Hace unas semanas tuve el honor de conocer personalmente a Vernon Foster, chamán de la tribu Lakota, un ser de impactante presencia y sabiduría que está trabajando para la difusión de las tradiciones y conocimiento chamánicos por su país Estados Unidos y fuera de él. Vernon dijo que cuando el hombre blanco llegó a América se llevó la patata, el tabaco, el oro… y se olvidó de lo más importante, el tambor. Y solo aquellos que han tenido un tambor en sus manos y han sentido la maravilla de presenciar cómo sus guías acudían al llamado para ofrecer sanación o respuestas –para ellos mismos o para un hermanito de su comunidad–, y saberse parte de la tribu y conectados con algo más grande e infinitamente misterioso, saben de lo que hablo: haber llegado al hogar.

Además de ser un conjunto de conocimientos, el chamanismo es también una experiencia basada en una capacidad humana innata y que sirve a las necesidades básicas del hombre. El chamanismo, como sistema de curación y como práctica espiritual, satisface las necesidades que se han vuelto urgentes en los últimos años. Como dice el experto y profesor de la Fundación de Estudios Chamánicos Americana, Tom Cowan, “a medida que la gente va entregando tanto de sus vidas (física y espiritualmente) a grandes instituciones, corporaciones y extensas áreas urbanas, hay una creciente necesidad de alimentar los sueños, las esperanzas y las visiones personales. Las prácticas chamánicas hacen exactamente eso, pues el viaje chamánico es un vehículo ideal para descubrir las experiencias visionarias personales que nos permiten crecer y desarrollarnos como seres espirituales. Mientras crece la presión en la sociedad para que nos ajustemos a las modas, las novedades y las líneas de pensamiento actualmente «correctas», el chamanismo alimenta la diversidad honrando las visiones y verdades personales de los practicantes”.

El chamanismo se basa en una capacidad humana y sirve a las necesidades fundamentales de los humanos, sin importar cuál sea su cultura, continente o país. Aunque el chamanismo pueda parecer raro o incluso chocante para las personas cuya visión del mundo se centra principalmente en la civilización contemporánea actual, no lo es. A pesar de que la palabra chamán procede de Siberia, el chamanismo es una tradición practicada en todos los continentes y en Occidente fue eliminado por la Inquisición, por su carácter subversivo, ya que en el chamanismo cada uno es su propio visionario y obtiene revelaciones espirituales directamente de las fuentes más elevadas sin necesidad de intermediarios. El chamanismo es una práctica y un método espiritual de curación que no depende de la religión oficial de ninguna cultura. De hecho, los pueblos indígenas no tienen palabras en sus lenguas para decir “religión”. La noción de lo sagrado en los nativos está tan estrechamente entrelazada con la naturaleza, con la actividad humana y con la vida cotidiana de cada hombre y cada mujer, que lo espiritual y lo material son inseparables. El Espíritu Divino está en todas partes.

El chamanismo está vivito y coleando, más vivo que nunca, pues se trata un instrumento de curación y crecimiento personal que contiene importantes verdades espirituales, dispone de métodos para alcanzar experiencias trascendentales anheladas por muchos occidentales y tiene el potencial de transformar hondamente las creencias de nuestra sociedad. Y como dice el gran antropólogo y creador de la Fundación de Estudios Chamánicos Americana, y auténtico rescatador del chamanismo para Occidente, Michael Harner: “No pretendemos ser «indios», ni adoptar un estilo cultural incompatible con nosotros. Por el contrario, nos proponemos simplemente actuar como seres «humanos«, volviendo a una visión del mundo más sana y sensata que poseíamos con anterioridad a la fundación de la Iglesia y el Estado”.

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